Camila, creadora de Etimo: “Encontré en la basura una solución al problema de la basura”

Por Manuela Herrera
Surgido en 2021 como una manera concreta de fomentar la economía circular, Etimo Biomateriales es un emprendimiento que diseña tazas a partir de la borra del café.
Cuando Camila Castro cuenta cómo creó Etimo Biomateriales pareciera evidente que su curiosidad, puesta en función de crear algo sostenible que ayude al planeta a hacer frente a la contaminación, tuvo un rol protagónico. Habla de circularidad y de reducción de residuos. Habla de buscar soluciones reales a las problemáticas que afectan los territorios que habitamos. Y también afirma: “Lo sostenible no debería ser un valor agregado, sino que tiene que ser un requisito de cómo se hacen las cosas hoy”.
Camila es directora de Etimo Biomateriales, un estudio de diseño y producción de biomateriales hechos con residuos gastronómicos que actualmente se centra en la producción de tazas de café a partir de la misma borra de café y también restos de yerba mate. Luego de recolectar desechos de algunas cafeterías asociadas, se combinan con aglutinantes para formar un material a partir del cual se formarán las tazas en el mismo taller de Etimo.
Según explican en su sitio web, sólo el 1% del café que consumimos llega a nuestra taza, mientras que el 99% restante se transforma en la borra del café. Además, en la Ciudad de Buenos Aires una cafetería promedio descarta 5 kg de café por día y cien vasos descartables. Aunque por el momento las tazas de Etimo no se encuentran a la venta sino solo disponibles para uso en algunas cafeterías de especialidad, la idea es para fin de año presentar tazas take away que sí estén disponibles para uso personal.
Este año desde Etimo formaron parte de una serie de charlas en el festival Lollapalooza 2023. Además, Etimo formará parte de Emprendimiento Argentino 2023, un encuentro de la Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo que se realizará el próximo 2 de agosto en el Centro Cultural Kirchner.
– ¿Cómo surge la idea de armar este proyecto?
Yo soy recibida de diseñadora textil y aunque eso es muy lejano, ya en ese momento de los textiles lo que me gustaba eran los materiales, de dónde venían las cosas, cómo estaba compuesto un poco el mundo. Estaba haciendo una tesis donde trabajaba con la comida y en un momento, viendo que alternativas más sostenibles existían, veía muchísimos kilos de yerba mate en mi tacho de basura. Pensaba “Che, tenemos un problema de contaminación de plásticos, de materiales que no se biodegradan y acá en esta basura hay una materia biobasada y biodegradable y que además ya cumplió una función; esto tiene que ser la solución, revalorizar esta materia orgánica”. Ahí empecé a trabajar sobre biomateriales, a especializarme en bioeconomía, a abundar en la sostenibilidad. Y empecé con este proyecto que al principio era muy amplio. Lo que notaba era que había mucha investigación y mucho deseo por los biomateriales, pero no había tantas soluciones. Entonces decidí encarar esa aventura, decir “yo quiero poner los biomateriales en la vida cotidiana y que los podamos utilizar”.
– ¿Por qué elegiste trabajar con el café?
Cuando decidí buscar cómo hacerlo productivo, ahí es cuando se fue hacia el café. Por una cuestión del residuo: los muchos kilos de residuos que acumulan las cafeterías, que además ya los tienen separados del resto de los residuos orgánicos. También porque buscaba que estos nuevos materiales solucionen un problema real que existe de contaminación y en esos problemas que ya venía investigando estaban los vasos descartables: son una combinación entre celulosa y plástico por lo cual no se pueden ni compostar como celulosa ni reciclar como plástico. Entonces fue como hacer el círculo completo, ¿no? Encontré en la basura una solución al problema de la basura. Hay un problema con los vasos que se están desechando, pero en el mismo tacho de basura tenemos la borra de café que puede ser la solución a eso.
– ¿Cuál creés que fue el objetivo que te hizo empezar el emprendimiento?
Era ese deseo de que los biomateriales estén en nuestra vida cotidiana, que puedan tener un impacto medible: ¿cuántos vasos menos se pueden descartar si yo traigo esta solución? También algo en lo que nosotros hacemos mucho hincapié es que estamos resolviendo un problema con la contaminación de los vasos, pero sobre todo lo que nos parece interesante es lo circular. A veces la cadena se diluye a la mitad, pero hay una riqueza en hacer las cosas totalmente circulares y trabajar codo a codo con otras industrias, otros sectores. Nosotros, viniendo del diseño, trabajamos con personas de la industria del plástico y de la industria gastronómica. Esa circularidad tiene mucha riqueza. Trato todo el tiempo de fomentar que haya proyectos así de circulares; y proyectos territoriales también. Esto es la solución que nosotros podemos encontrar a una problemática de nuestro territorio que son las ciudades, que tienen sus problemas particulares.
Lo que nosotros buscamos también es que a través de nuestro producto haya una experiencia superadora. Que las cosas sostenibles no solamente sean sostenibles técnicamente, sino que además generen una experiencia más gratificante. O sea, que tomar un café en esa taza sea mejor, más placentera la experiencia: desde el aroma que tiene, la textura, el fondo de la taza que está diseñada con baristas para que sea lo mejor para ellos también, que sean resistentes a los golpes… Es muy importantes que nuestros materiales den una experiencia extra además de ser sostenibles porque entendemos que también eso es importante para poder llegar a alguien que tal vez no le importa tanto la sostenibilidad. Es otra forma de llegar.
– ¿Cómo fue la experiencia de dar una charla en el Lollapalooza?
Lo sostenible no debería ser un valor agregado, sino que tiene que ser un requisito de cómo se hacen las cosas hoy en día. Entonces para divulgar la sostenibilidad no solamente en lugares que se hable de ecología, estar en lugares como Lollapalooza u otros otros eventos que dialogan con otros públicos también siempre lo valoramos mucho. Porque entendemos que es importante que esto empiece a ser más cotidiano. También dar mucha más información: que cuando alguien te dice biomaterial la gente entienda qué es, cómo mirar realmente si algo es o no es biodegradable, qué quiere decir que algo sea reciclable a diferencia de que algo sea compostable. Poder traer información certera para analizar todas las cosas nuevas que se están viniendo. Es lindo también ver que hay más proyectos que asumen este desafío, con todos sus problemas de cómo hacerlo real. Hoy en día hay más y siempre es algo que da alegría. También da un sentido de comunidad: las problemáticas entre todos se abordan mucho mejor.
– ¿Tienen algún proyecto a futuro?
Hoy en día lo que estamos haciendo son tazas para uso en los locales, pero estamos también terminando la taza take away. Todavía no están en el mercado. Lo que estamos haciendo ahora es testeándolas en las cafeterías a ver cómo responden, cuál es la aceptación, el feedback de la gente y los usos para poder lanzarlas para fin de año. Entonces hoy en día lo que tenemos para ofrecer es que vayan a las cafeterías donde están siendo testeadas, las testeen, dejen su reseña, y entonces también sean parte de nuestro mismo proceso de desarrollo para cuando se lancen a fin de año. Y ahí ya las van a poder conseguir.
– ¿Qué le aconsejarías a alguien que quiere generar un cambio positivo en el planeta y no sabe por dónde empezar?
Yo creo que le recomiendo, primero, hacer algo, lo que sea. Creo que es muy gratificante abordar las ganas de hacer algo por un lado muy chiquito, muy simple. También siempre seremos sustentables a medias: es un camino, no existe nada que sea al 100% sostenible. No hay nada que nos vaya a venir a salvar, sino que son pequeños pasos. Y lo que para mí fue clave es hablar de lo que uno quiere hacer y contactar gente que tenga proyectos que a uno le interesen, que tenga intereses similares, que sepa del tema. Hay muchísimo por hacer y hay muchos proyectos para sumarse.
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