Una escuela de Junín fue reconocida a nivel mundial por su acción ambiental
Por Ornella Rapallini*
La escuela secundaria pública de Junín fue elegida esta semana entre las 10 finalistas en la categoría “acción ambiental” del premio World’s Best School Prize 2023, el cual reconoce con US$ 50.000 a las mejores instituciones educativas del mundo.
Las y los estudiantes se enteraron de la selección en un acto escolar realizado el jueves pasado. “Cuando dijeron ‘las mejores escuelas son…’ y apareció nuestro nombre, empezamos todos a gritar de emoción”, contó en el laboratorio de la escuela Domingo F. Sarmiento la alumna de sexto año, Martina Andriola (17).
“Los chicos festejaron como si fuera un mundial de fútbol”, completó el coordinador académico, Fernando Balbi, quien agregó: “En realidad lo que festejaban era que fueron reconocidos por los aprendizajes que construyeron”.
Un poco de historia
La escuela comenzó a funcionar en 2018, depende de la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (Unnoba), y ocupa una manzana. Allí, estudian 360 alumnos y alumnas que componen una matrícula “heterogénea”, con trayectorias escolares “diversas”, garantizada por un sistema de ingreso por sorteo, contó la secretaria académica de la Unnoba, Pilar Traverso.
La institución, orientada a Ciencias Naturales, es doble jornada y cuenta con tres pisos: en la planta baja se ubican los laboratorios, el polideportivo, el comedor, la biblioteca, un teatro y un patio central; y en las dos superiores están las aulas.
La escuela es colorida y luminosa, tiene espacios amplios y en los pasillos, por los que transitan pacíficos las y los adolescentes y docentes en los recreos, se ven contenedores diferenciados para la basura y los reciclables. Esta es la segunda vez que participan para conseguir el reconocimiento, pero la primera en quedar seleccionados.
“No se trata de una acción de un grupo, sino de una acción colectiva de toda la institución -agregó Balbi-. No es un proyecto mesiánico, son un montón de acciones pequeñas, pero posibles de hacer en una escuela, y en las que se involucran muchos chicos y sus familias”.
Educar con mirada ambiental
La escuela emplea un sistema de gestión ambiental para bajar los indicadores de consumo de agua y luz del edificio certificado por normas ambientales IRAM.
Para el estudiante de cuarto año, Milo Luján (15), la escuela “es un espacio de pertenencia” que les “abre un montón de puertas”. También lo es para su compañera de curso María Pía Rojo (15) que la considera “una gran familia” y “una segunda casa”.
“Siempre se ve el cuidado del medioambiente como algo lejano. Hasta hace poco la idea de que el mundo empezara a ‘morir’ se veía como algo lejano también, pero ahora se empieza a aproximar”, explicó Rojo, y, su compañero agregó que buscan “llegar con el conocimiento de cómo cuidar el medioambiente a personas de todas las edades”.
“Una colilla contamina 50 litros de agua”
Bajo el proyecto interinstitucional “Eco Ideas”, las y los estudiantes, junto a docentes y a la asociación ambiental Ambientarg y, de cuidado animal, Asociación juninense de Protección Animal (Ajpa), desarrollaron cestos de colillas de cigarrillos con materiales reciclados y los repartieron en dependencias públicas de Junín; y emplearon ladrillos ecológicos y desechos plásticos para armar “ecocuchas”.
Para esa última producción realizaron un estudio de campo con una abogada de la cátedra de Derecho animal de la Unnoba y contaron con la guía de un ingeniero industrial para la construcción manual, contaron los alumnos.
“Una colilla contamina 50 litros de agua”, dice el cartel que sostiene entre sus manos la estudiante de quinto año Ariana Valenzuela (16) y que fue desarrollado por los alumnos para interpelar a la comunidad.
“Ambientarg nos fue dando información sobre contaminantes de nuestra ciudad, como las colillas, que son muy pequeñas, pero tienen mucho impacto”, dijo la joven en el laboratorio.
En el cartel está enganchado el “cesto” que consta de una botella plástica para tirar las colillas apagadas y dispone de un QR con indicadores.
“Gran parte de estos proyectos no fueron impuestos, sino de generación mutua entre alumnos y docentes y se trabajan desde distintas materias a la vez”, destacó Balbi.
“Construcción de Juventudes y Escuelas”
Asimismo, el profesor de Filosofía de sexto año y además tutor del espacio curricular “Construcción de Juventudes y Escuelas”, Cristian Alonso, destacó la importancia de la articulación de la escuela con asociaciones comunitarias que abordan diferentes problemáticas que dan a conocer a las y los alumnos; y resaltó que “es necesario repensar la escuela”, porque ésta “es una institución pensada en el siglo XIX con la mayoría de los docentes del siglo XX y estudiantes del siglo XXI” y “hay un desfasaje”.
“Hoy, no tiene sentido pensar la escuela en términos de contenido, sino que es necesario pensar en que la experiencia en la escuela sea significativa, que movilice algo y a partir de eso trabajar ‘competencias’ transversales”, definió.
Investigación en fitorremediación
Otro de los proyectos que están desarrollando es el de la investigación en fitorremediación, con el propósito de evaluar los niveles de contaminación por metales pesados en las lagunas de la zona, así como la capacidad de ciertas plantas de absorber esos metales para mejorar la calidad del agua.
Este proyecto surgió en una materia de articulación conformada por Física, Química y Biología de los chicos de cuarto año, quienes empezaron a ver las problemáticas ambientales que tienen en la zona con el agua, que “está contaminada”, explicó la alumna Andriola.
“Decidimos trabajar con sulfato de cobre, un contaminante que hoy se usa en las áreas rurales y el campo -como Junín- y es parte de lo que son los pesticidas”, agregó la adolescente.
Con la investigación que iniciaron comprobaron que las plantas acuáticas “el librito” y “la lenteja” son “muy efectivas” para realizar la fitorremediación, porque se reproducen rápido y se consiguen en cantidad, por ende son “una alternativa sostenible y económica a los métodos tradicionales de limpieza”, concluyeron mientras mostraban en grupo las nueve muestras que continuarán estudiando.
“Si ganamos queremos ampliar la escala de los proyectos”
Dar continuidad y ampliar la escala de los proyectos medioambientales son las prioridades de la comunidad educativa de la escuela de Junín en caso de ganar los US$ 50.000 dólares del premio World’s Best School Prize 2023, por la que fue seleccionada entre las 10 mejores instituciones educativas del mundo finalistas en la categoría “acción ambiental”.
Otras cuarenta escuelas del mundo también compiten en las categorías colaboración con la comunidad, innovación, superación de la adversidad y promoción de vidas saludables.
En septiembre próximo se anuncian una lista de 15 finalistas, tres por categoría, y finalmente en octubre se publicarán las cinco escuelas ganadoras, que recibirán un premio estímulo de igual valor; elegidas por un jurado compuesto por académicos, educadores, ONG, emprendedores sociales, gobiernos, sociedad civil y el sector privado de todo el mundo.
“Si llegamos a ganar planteamos darle continuidad y ampliar la escala de los proyectos, poder trabajarlos con más escuelas como una red y con entidades”, dijo a Télam la secretaria académica de la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (Unnoba), de la que depende la escuela, Pilar Traverso.
En la misma línea, la estudiante de cuarto año, María Pía Rojo (15) opinó que “estaría bueno que el dinero se utilice para la investigación en cuidado medioambiental, seguir buscando soluciones a las problemáticas que se que se presentan, no solo en el país, sino a nivel mundial, y enseñar a los chicos que van a venir y a los adultos que todavía no están vinculados con el tema la importancia que tiene de tener en Junín una escuela secundaria y una universidad que se preocupan por estar en ese tipo de proyectos, y de estar en ese tipo de rankings, que son muy difíciles de llegar”.
La organización que entrega los premios desde el año pasado, en colaboración con Accenture, American Express, Yayasan Hasanah y la Fundación Lemann es T4 Education.
(*) Ornella Rapallini para Télam | Ph Cris Sille
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