by Sabrina Garcia | 20 de agosto de 2020 4:09 AM
Con el objetivo de mejorar la seguridad y la soberanía alimentaria en los sectores vulnerables de la población, el programa es desarrollado por el INTA y los Ministerios de Agricultura, Ganadería y Pesca y de Desarrollo Social de la Nación. De la emergencia económica que le dio origen a la actual pandemia, el proyecto que impulsa la autoproducción de alimentos ratifica sus credenciales alentado, además, por las tendencias de consumo más saludables.
A partir de una resolución del Consejo Directivo del INTA, del 3 de agosto de 1990, inició su actividad el Proyecto Integrado “Promoción de la Autoproducción de Alimentos (ProHuerta)”, concebido con el objetivo de contribuir a mejorar la seguridad y la soberanía alimentaria en los sectores vulnerables de la población. Se creó en el escenario de una severa crisis en la Argentina y actualmente, tras 30 años, ratifica sus credenciales en el contexto de la pandemia por el coronavirus –declarada en marzo de 2020 por la Organización Mundial de la Salud–, que empeoró los indicadores socioeconómicos en el país.
Este programa del INTA está enfocado en contribuir a garantizar la soberanía y seguridad en zonas urbanas y rurales, con el impulso de la agroecología para el auto-abastecimiento, la conformación de sistemas locales de producción, el arraigo y la organización social; a través de la capacitación, la asistencia técnica, el desarrollo de tecnologías apropiadas y el financiamiento de proyectos productivos.
Tiene, en la actualidad, más de 4.000.000 de personas como beneficiarias, gracias a una red federal de 9.192 promotores voluntarios –un 67 % son mujeres–, 744 ferias agroecológicas y la coordinación con más de 3.000 organizaciones e instituciones. Del total de las huertas con las que trabaja en todo el país –637.847– casi el 97 % son familiares.
El programa tiene un rol educativo, pero también tiene la capacidad de potenciar vocaciones sobre la siembra y la cosecha de frutas y verduras para acceder a los alimentos en zonas muy lejanas.
El programa se inició en el marco de la crisis de 1989, que produjo un colapso en el abastecimiento alimentario para los sectores más vulnerables de la población. Con esa situación, que persistía a comienzos del siguiente año, el INTA empezó a dar forma a un programa de huerta y granja.
Para Daniel Díaz, coordinador del ProHuerta desde su creación hasta el 2006, lo armaron en tiempo récord, a pedido de la Secretaría de Agricultura –en ese momento a cargo de Felipe Solá–, con expectativas de acceder al financiamiento del Ministerio de Bienestar Social.
Según investigaciones del Centro de Estudios Avanzados de la Universidad de Buenos Aires, sobre la evolución del consumo de alimentos en Argentina, “lo que se veía era que, en los sectores más vulnerables de la población, la baja del consumo de frutas y hortalizas era muy marcada, y que ello tenía consecuencias en la salud de las familias”, manifestó Díaz.
Un nuevo ministro de Bienestar Social echó por tierra la posibilidad de ese financiamiento. No obstante, “se resolvió continuar con el proyecto de acuerdo con las capacidades presupuestarias que tenía el INTA”, precisó Díaz quien agregó que se resolvió que la adhesión sea voluntaria para implementarlo en esas estaciones experimentales, agencias o centros regionales que quisieran, siempre que no generara una complicación política a la institución, ya que estaba destinado no solo a pequeños productores sino mayormente a población urbana en situación de pobreza, que no era, hasta ese momento, sujeto del accionar del instituto.
El desarrollo del ProHuerta se sostuvo en experiencias previas del INTA, tales como el Hogar Rural –orientado a la familia rural– y se originó como una iniciativa de seguridad y soberanía alimentaria. “Sus objetivos eran mejorar la condición alimentaria de familias en situación de pobreza, complementar la alimentación a través de la autoproducción de alimentos, promover una dieta más saludable, compuesta por alimentos más variados y de mejor calidad, mejorar el gasto familiar en alimentos e incrementar la participación y organización comunitarias para resolver los problemas alimentarios”, expresó Díaz.
“En la propuesta técnica del programa nos jugamos fuerte por la huerta orgánica o agroecológica, lo que generó no pocas discusiones, pero estábamos convencidos de que el modelo debía ser ése, en base a cuestiones conceptuales y prácticas”, explicó Díaz quien agregó: “Íbamos a trabajar con gente muy pobre, entonces teníamos que generar un modelo de huerta que fuese a costo cero. Debíamos producir los alimentos con lo que había del alambrado para adentro”, aseguró.
Además, se consideró que, si se manejaban bien las rotaciones y las asociaciones de cultivos, podía mejorarse la diversidad de cada huerta y la calidad del suelo.
Para Díaz, debían “contar con un modelo que permitiese, a través de la capacitación y el acompañamiento técnico, que el suelo fuera mejorando en su calidad, que sea biológicamente rico”.
También se tuvo en cuenta que la huerta estaría muy próxima a la vivienda de las familias y que, además, se trabajaría con niños en las escuelas, por lo que decidieron prescindir de agroquímicos u otros productos de síntesis a fin de evitar riesgos.
“Junto a la huerta orgánica intensiva propusimos otro modelo: la chacra, una asociación de tres cultivos (maíz, zapallo y poroto), que es la “milpa” de las culturas de América Central y en las culturas andinas”, aseguró.
Con respecto a la provisión de semillas, optaron por esas que se adecuaran a las características promovidas por el ProHuerta. “Encontramos que la Federación de Cooperativas Agropecuarias Limitada de San Juan (FECOAGRO) estaba comenzando a producir”, comentó Díaz.
Iniciaron con unos cientos de kits, después unos miles, confeccionados según aquellas que se calculaban para una huerta con una superficie de aproximadamente 100 metros cuadrados, con la condición de que fueran variedades y no híbridos y que las semillas no tuvieran tratamientos químicos. “Cuando el programa toma más importancia, la compra se hizo por licitación pública”, indicó.
Fuente: INTA
Source URL: https://www.zonanorteambiental.com.ar/prohuerta-celebro-sus-primero-30-anos-de-historia/
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