Investigar en tiempos de pandemia: el trabajo de las escuelas y organizaciones en Jóvenes y Memoria
La pandemia del Covid-19, que obligó a reestructurar todos los aspectos de la vida comunitaria, afectó también la dinámica de las escuelas y organizaciones que participan de la 19ª convocatoria de Jóvenes y Memoria. A pesar de las dificultades, en esta primera etapa del año, los equipos encontraron estrategias y herramientas para seguir pensando y trabajando colectivamente los temas de investigación en memoria y derechos humanos. La pandemia y la cuarentena como tema y contexto de producción. En estas últimas semanas, la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) realizó de manera virtual diez encuentros regionales con educadores y jóvenes de toda la provincia.
En las últimas semanas, la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) realizó, a través de la plataforma virtual, diez encuentros regionales con coordinadores y jóvenes de toda la provincia que integran más de mil equipos de investigación que participan de Jóvenes y Memoria. Un programa que la CPM realiza desde hace 19 años y continúa creciendo y consolidándose, aún en tiempos de pandemia, como un espacio para pensar la historia y lo que pasa en el presente y proyectar también el mundo que deseamos.
A pesar de las enormes dificultades, de los contextos tan desiguales que atraviesan cada una de las escuelas y organizaciones territoriales, los equipos de trabajo fueron avanzando en estos meses con sus investigaciones, una muestra más del compromiso de educadores y jóvenes para sostener este espacio de diálogo y reflexión.
La pandemia del Covid-19 evidenció, quizá como nunca antes, las profundas desigualdades que atraviesan nuestra sociedad: trabajadores y trabajadoras informales, acceso a la salud, las condiciones de precariedad en los barrios populares, la organización comunitaria fueron algunos de los temas que marcaron la agenda pública durante estos meses. También la agenda de Jóvenes y Memoria.
Las plataformas virtuales y redes sociales forman parte de las herramientas tecnológicas que adoptaron muchos equipos de investigación para mantener una dinámica de trabajo: Zoom, WhatsApp, Discord. Hay grupos que también están realizando podcast y ocupando espacios radiales de las escuelas para encontrarse y difundir lo que vienen trabajando.
Tal es el caso del CENS 457 que tiene un programa cada 15 días en una FM de Tigre y que dedica un segmento de la programación al proyecto que presentan en Jóvenes y Memoria: “En ese espacio vamos a difundir y comentar los audios de la investigación. Empezamos a hacer entrevista a distintas personas cuya actividad laboral o comercial se vio afectada por la pandemia, esta situación interpela a pensar el día después del Covid, cómo va a ser el trabajo en la pospandemia, cómo va a ser también la educación después de esto”, reflexiona Marcela Lesniowski, coordinadora del equipo del CENS.
Lesniowski integra también el voluntariado docente, que lanzó este año la CPM para educadores con trayectoria en Jóvenes y Memoria. “Desde ese lugar, también apostamos a encontrarnos acá en Tigre y empoderar cada uno de estos espacios en el territorio”.
Así como docentes y jóvenes pudieron sostener, mediante distintos soportes tecnológicos, una dinámica de trabajo y cierta regularidad en la currícula escolar, otras escuelas y organizaciones que participan de Jóvenes y Memoria atravesaron mayores dificultades. La pandemia también marcó una profunda brecha en este sentido: el desigual acceso a internet y dispositivos electrónicos, junto a las condiciones ya precarias de la vida cotidiana.
“En el contexto de nuestros barrios, que sin duda son vulnerados, la práctica educativa ya es difícil de por sí, sobre todo la educación de adultos y adultas que ya experimentaron infinidad de situaciones expulsivas del sistema educativo a lo largo de su vida. En el marco del ASPO, estas situaciones se agravaron y tuvimos la necesidad de sostener el vínculo pedagógico por otras vías diferentes a las habituales clases presenciales, pero nos encontramos con las dificultades lógicas no todos y todas las estudiantes contaban con crédito o datos o wifi para conectarse, muchos y muchas no cuenta con correo electrónico ni redes sociales”, explica Florencia Lattes del CENS 462 que funciona en villa La Cárcova de San Martín.
“En este contexto, además, la mayoría de las y los estudiantes adultos tenían como prioridad las tareas escolares de sus hijos e hijas y muchos y muchas también comenzaron las tareas comunitarias de cuidado: la entrega de viandas, desinfección de calles y pasillos, entrega de ropa de abrigo, entre otras”, agrega Lattes.
Fuente: Comisión Provincial por la Memoria
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